“LEYENDAS DE LA MENTE HUMANA”

“LEYENDAS DE LA MENTE HUMANA
Cualquier parecido con personas
Lugares o cosas, son pura coincidencia.
Son solamente,
Leyendas de la mente humana.
HOJA, Nº 22
Encontré entre los escritos de mi difunto amigo Ernesto, una carta dirigida a quien le competa, curioso no, pero lo mas curioso fue que esta carta además de estar escrita la había gravado en voz, para que ésta surcara el espacio y alguien la pudiera escuchar, es que Ernesto era un ser especial. Tenía una emisora de “Radioaficionado” que en muchas ocasiones los dos utilizamos para lanzar voces y opiniones al aire.
La carta decía así;
A ti, querida esposa de toda la vida, hemos vivido parte de nuestras vidas juntos, toda una vida puede ser, un año, diez minutos, o cien años, en este caso me refiero a una vida de 49 años, cuarenta y nueve años juntos sin ser comprendidos sin entendernos, pero juntos hemos cumplido un compromiso adquirido de educada convivencia, de respeto conjunto y de una obligada unión, quiero decirte, que entiendo pero no comparto tu actitud sexual con migo, porque siempre ha sido por tu parte, como un imperativo legal del matrimonio, pero que nunca as compartido con la plena intensidad del gozo conjunto del orgasmo por amor, siempre me ha dado la sensación de que cumplías el compromiso como mujer y siempre te dejaste llevar por este obligado compromiso matrimonial, siempre consideraste pecado todo acto que no fuera la simple penetración habitual y cualquier propuesta de juego erótico lo desestimabas siempre considerando que aquello era pecado, que horror.
Con esta frialdad sexual he vivido estos cuarenta y nueve años sin una caricia, sin un te quiero, sin un beso furtivo, sin una iniciativa de motivación por tu parte, si durante un mes o mas, no te proponía el sexo nunca fuiste tu la que me motivara, en cada ocasión que me he acercado a ti, siempre as tenido la frase justa para frenarme y reducir mi erección haciéndome sentir mal por creer que era un acto impuro y sádico y de comportamiento animal incontrolable, todas estas cosas hacían que en muchas ocasiones mi consuelo fuera la masturbación para no molestar ni herir tus sentimientos de mujer puritana y de obligado cumplimiento (según tu) cristiano.
Quizás este comportamiento frío por tu parte, aceleró el hecho de mi falta de erección, se que esto con pastillas especiales se soluciona, pero para que quería una erección si tu considerabas que el disfrutar del cuerpo y de la carne eran pecado.
Bueno, si la vida y la salud me lo permiten yo continuare escribiendo.
                                                                                             Andrés Coll Blas

Comentarios

Entradas populares