“LEYENDAS DE LA MENTE HUMANA”

“LEYENDAS DE LA MENTE HUMANA
Cualquier parecido con personas
Lugares o cosas, son pura coincidencia.
Son solamente,
Leyendas de la mente humana.
HOJA, Nº 15
Es curioso como la visión de vivir a lo largo de los años, se contempla de una diferente manera, cuando tenemos veinte años, nos creemos que nunca nos haremos viejos, no pensamos ni en un momento que nos tenemos que morir, pasamos por la vida derrochando felicidad sin siquiera enterarnos de ello, pisoteamos los momentos felices sin darnos cuenta que lo somos, nos creemos que esto ya viene dado.
Cuando ya sobrepasamos los setenta la vida la saboreamos como aquel jarabe que nos tiene de poner nuevos, a pequeños sorbos, la vida la tomamos como aquel buen postre, a pequeñas porciones para que nos dure más, son aquellos tiempos que descubres, que cada segundo pasado y vivido no volverá jamás, que un segundo pasado, ya es historia.
en el año 1.947 yo tenia trece años y fue entonces cuando empezó el largo camino laboral, en esta época, cuando nacía una barriada en Barcelona que le llamarían la perona y yo aun iba con pantalón corto, cuando entre a trabajar en una pequeña empresa sin siquiera decirle nada a mi madre, mi primer sueldo era de setenta céntimos por hora que salían más o menos a unas seis pesetas a la semana, pero de lo que se trataba era de aportar una pequeña ayuda a las necesidades de la familia, las horas extras me las pagaban a una peseta y los días de fiesta se pagaban el doble, en este taller trabaje poco más de un año. luego empecé a trabajar en una carpintería que me quedaba más cerca de casa, en principio mi trabajo solo era de repartidor, se trataba de ir con un carro de mano a repartir los trabajos terminados, a mis casi catorce años ya me andaba toda Barcelona repartiendo pedidos.
En aquella época pasada que comprendía entre los años 1.947 y 1.953 la juventud de aquellos tiempos se divertía más o menos como la juventud de todos los tiempos con las restricciones impuestas por los correspondientes regimenes de cada momento, las diversiones más comunes eran la lucha libre, el boxeo, el baile, el cine, el ciclismo y como no el fútbol, a media semana se impuso una costumbre en Barcelona de ir a las arenas para presenciar los combates de lucha libre, que se repartían entre las arenas y la monumental por las noches, era aquella época que triunfaba “Tarrés” con sus espectaculares cabezazos.
Bueno, si la vida y la salud me lo permiten yo continuare escribiendo.
                                                                                             Andrés Coll Blas

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