“LEYENDAS DE LA MENTE HUMANA”

“LEYENDAS DE LA MENTE HUMANA
Cualquier parecido con personas
Lugares o cosas, son pura coincidencia.
Son solamente,
Leyendas de la mente humana.
HOJA, Nº 12
Ernesto, conseguía con esta fuerza mental que su cerebro convirtiera en realidad sus sueños, la vecina captaba los deseos de Ernesto porque a ella también le gustaba, por esto las miradas entre ellos eran cómplices de un mismo pensamiento y solo con la mirada se poseían, es por ello que en muchas ocasiones ella era generosa con su escote, incluso alguna vez descuidadamente, quedaban algunos botones de su blusa desabrochados, pero nunca esta aventura paso de esto, un puro deseo mental pero que en ocasiones podían llegar a un orgasmo imaginario.
Desde hacia algunos años las dos parejas como vecinos tenían una estrecha y mucha amistad, hasta que en una ocasión y justo en una celebración de fin de año, el marido de la vecina, propuso hacer un cambio de parejas, fue justo en este momento cuando se rompió esta estrecha amistad, la esposa de Ernesto se violento tanto, que decidió romper definitivamente con ellos, llorando y con un gran disgusto, propuso marcharse de la fiesta y por muchas disculpas que le dieron, no consiguieron calmarla, siendo a partir de este momento, que nunca más quiso relaciones con ellos.
Desde la muerte de mi buen amigo Ernesto los recuerdos afluyen a mi mente como el agua al manantial, aquellas partidas de ajedrez, aquellos estudios en conjunto de las aperturas, las defensas y los ataques.
El ajedrez lleva implicado un estudio muy profundo de cómo puedes dominar más casillas, de estas 64 que comprenden en un tablero, Ernesto y yo, jugábamos en el mismo equipo que habíamos creado nosotros, estando inscritos en la liga catalana donde competíamos con seis tableros cada equipo, tres con blancas y tres con negras, Ernesto y yo, jugábamos de primer tablero, dependiendo siempre, de si jugábamos fuera de casa o en casa, ya que el primer tablero en casa siempre era con las piezas blancas y cuando se juega en campo visitante el primer tablero lo hace con negras, como que yo jugaba mejor con negras que con blancas, en el local visitante siempre era yo el primer tablero y Ernesto de segundo, porque él jugaba mejor con blancas que con negras, por lo tanto, en casa él jugaba de primer tablero.
Mis recuerdos viajaban también a aquellos días en que yo hacia de profesor de ajedrez en una escuela de primaria del barrio donde vivía.
Bueno, si la vida y la salud me lo permiten yo continuare escribiendo.
                                                                                             Andrés Coll Blas

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