MI LIBRO

UNA HISTORIA IMAGINADA                                               
PROLOGO DE UNA HISTORIA IMAGINADA
HOJA, Nº 2
Aun que en esta ocasión las circunstancias son diferentes ya que ahora tengo este “blog” en Internet en el que voy colgando paginas tal como las escribo, por lo tanto lo escrito, escrito está y vosotros las leéis enseguida.
El cielo era claro, sin nubes, el sol ya estaba en su declive, eran las últimas horas de la tarde, estaba concluyendo otro día, un día como tantos otros.
Un hombre sentado en la arena permanecía atento y pensativo, en aquellos momentos no tenia claro que iba a hacer con el tiempo libre de su prematura jubilación, estaba confuso y preocupado por esta nueva condición de “parasito”  ya tenia los sesenta años y creía que su vida activa ya había concluido para siempre, razonamientos producidos por su mente depresiva, había entrado en una profunda depresión que no sabia como salir, es más, ni se había planteado la posibilidad de que esto pudiera suceder.
Había transcurrido un año des de que su jubilación fue un hecho, ahora se encontraba solo con su jubilación.
Quiso entonces repasar su vida a través del recuerdo surgiendo así el hecho de escribir sus vivencias pasadas.
En la vida hay tantas cosas que pueden cambiar el curso de nuestra vida, aun que hay científicos que lo intentan, creo que es imposible descifrarlas, es como una partida de ajedrez, según que jugada se hace arranca una trayectoria u otra y el final casi siempre es incierto, en ocasiones son pequeños detalles que a simple vista son insignificantes y que luego repasando la historia pasada se descubre que un simple cambio modifico el curso de una vida, luego nos preguntamos que hubiera pasado si en lugar de pasar por allí lo hubiésemos hecho por otro lado.
A Ernesto, que es el nombre de la persona que hablo, en realidad él se hace llamar Nesto ya que Ernesto es el nombre que le pusieron sus padres, pero de muy pequeño ya tenia la teoría de que las personas nos tendríamos que pones los nombres cada uno de mayores, pues a él le conocí jugando al ajedrez, cosa que ya contare más adelante.
Nesto seguía sentado en la arena de la playa con sus cavilaciones, el sol ya se había ocultado del todo, la tarde oscurecía, se levanto para irse a su casa cuando vio a una mujer, que aun que se habían visto en otra ocasión nunca se habían hablado, ella buscaba con desespero algo que posiblemente perdió andando por la playa, por lo que Nesto decidió preguntarle por si podía ayudarla.
   Si la vida me lo permite continuare, nos veremos en la página, nº 3 
                                                                             Andreu Coll Blas

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